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Pablo Aranda: un escritor con voz de niño

18 Oct
Pablo Aranda, con su inseparable Turrón, al que dedica su nuevo libro infantil, 'Las gafas azules'. /SUR
Imagen del Diario SUR

Este verano  falleció el escritor malagueño Pablo Aranda. Con su pérdida nos quedamos sin el novelista que nos regaló tan buenos momentos de lectura. Perdimos  al gestor cultural que facilitó en nuestra ciudad encuentros con los libros y el pensamiento, realizados siempre desde la cercanía y la naturalidad.  Su familia y  amigos lo echarán de menos de una forma que duele, estoy convencida. Y los que tuvimos la suerte de conocerlo y coincidir con él en esta Málaga que tanto amaba echaremos de menos su sonrisa siempre franca, su acogida cálida, la sencillez a la hora de hablar, el humor siempre a flor de piel y esa forma de interesarse realmente por lo que opinaban sus lectores.

De Pablo quedan muchas cosas en nuestro recuerdo y también sus libros: sus novelas y artículos para adultos y las historias infantiles protagonizados por Fede, un personaje al que hemos visto crecer a lo largo de estos años. “Fede quiere ser pirata”, “El colegio más raro del mundo” y “Las gafas azules”, los dos primeros con las ilustraciones de Esther Gómez Madrid y el último con las de Alejandro Villén, artistas que suman con su imágenes un plus a estas historias.

No resulta sencillo lograr dar una voz verosímil a un niño, muchos grandes escritores lo han intentado y pocas veces se ha hecho con acierto. No ocurre esto con Fede: con él entramos directamente en el universo infantil, en las preguntas encadenadas y sus ilógicas conclusiones, en esa mirada asombrada con la que los niños se enfrentan al mundo. Fede existe y nos invita a acompañarlo en sus trasiegos cotidianos, en las cosas que le pasan a diario en el cole, en casa, con sus amigos.

No hay aventuras extraordinarias sino la extraordinaria aventura de vivir. Fede nace  en una casa feliz, en una escuela sin problemas, en un mundo amable. Son libros escritos para divertir, que es el primer objetivo de una historia para niños, pero eso no significa que no nos hagan reflexionar. La integración, la discapacidad, el miedo a sentirse diferente  son algunas de los temas que aparecen en los libros de Fede y lo hacen con la naturalidad con la que se entrelazan en la vida diaria , huyendo de esa intención moralizante y pedagógica que impregna la literatura infantil de la última década.

Fede desmenuza las palabras, las mezcla y desordena en una ingeniosa recreación del lenguaje. Dice lo que piensa sin filtros con una espontaneidad que nos recuerda a la de Celia, Manolito Gafotas o el pequeño Nicolás.

Pablo Aranda confiesa en sus entrevistas que comenzó inventando esas historias para sus hijos, lo mismo que le ocurrió a Roald Dahl, y que se divertía compartiendo aventuras con ellos. Ellos fueron sus críticos más severos y sus consejos ayudaron, sin duda, a que Fede sea un niño de verdad.

Fede sonríe como Pablo  y como Pablo utiliza las palabras para hacernos felices. Ingenio y humor,  ingredientes de los que estaba hecho nuestro autor.

Gracias Pablo, hasta siempre.

«Lo que sabe Alejandro» : filosofía cotidiana.

27 Oct

«Ya me cansé de que las personas mayores me digan que yo no sé nada de la vida, así que voy a escribir todo lo que he visto con mis propios ojos y oído con mis oídos.»

Con esta declaración de principios comienza el libro “Lo que sabe Alejandro” de Andrés Pi Andreu e ilustraciones de Luis Castro Enjamio, un acierto más de la editorial Milenio.

Alejandro, como yo lo estuve en tiempos, está harto de que no se tenga en cuenta su opinión. Ser pequeño no significa ser ignorante y él está dispuesto a dejar constancia de todo aquello que sabe; lo va a hacer de una forma ordenada a lo largo de 99  breves capítulos numerados , tal y como le enseñaron en el cole.

En el número 0 Alejandro nos habla de sí mismo :”Yo soy un niño y tengo ocho años y medio. Me llamo Alejandro y quiero ser astronauta”. Confieso que me encanta esa concisión y la manera en que nuestro protagonista nos va desvelando página a página los detalles de su universo. No necesita muchas palabras para que nos hagamos una idea clara de cómo es aquello que lo rodea: la calle que empieza en la puerta y la ventana , que tiene bordillos y niños que corren…El abuelo que pasea con auriculares o ese padre de fin de semana que ha dejado de llamarse “Nenito” para pasar a ser Ernesto simplemente.

“Lo que sabe Alejandro” es un original y divertidísimo tratado filosófico aún sin proponérselo.

Alejandro, como todos los niños, se hace múltiples preguntas y encuentra respuestas para la mayor parte de ellas. Observa la realidad y saca sus conclusiones, es original en sus razonamientos y nos hace reflexionar a los mayores sobre esa forma manida que tenemos de mirar el mundo.

La mirada de Alejandro es curiosa y atenta, se fija en el detalle, ve más allá de lo que todos vemos y aprecia la sutileza de un gesto, un olor o un objeto cambiado de lugar. Sabe del poder de las palabras y las explica a su manera: “Ironía” se usa cuando la vecina tiene dos coches pero no sabe conducir o cuando tu papá trabaja en una heladería y no te gusta el helado». Convierte a Caperucita Roja en Raperucita Coja y se divierte enormemente buscando significados nuevos a las viejas palabras.

Es nuestro Alejandro un poeta espontáneo que sabe que cada lugar tiene su lluvia diferente. “En casa de papá Ernesto llueve con mucho escándalo sobre las tejas de cinc, en mi casa llueve en silencio y despacito , a través de la cortina , y en el parque llueve a cántaros, como si el aguacero tuviera escondida entre las nubes una bocina grande por donde sale su música de viento, agua y tambor.”

Padres, amigos, profesores, abuelos, vecinos y algún que otro animalillo pueblan el mundo de Alejandro. También habitan entre sus páginas la ternura, el sentido del humor y la sorpresa, convirtiendo su lectura en  un auténtico placer. Pocas veces nos encontramos con una voz infantil que nos resulte verosímil, pero sin duda alguna, Andrés Pi Andreu lo ha conseguido en este singular libro.

No puedo dejar de mencionar la ilustración de Luis Castro, que a pesar de la sobriedad del color y lo sencillo de su línea, matiza y añade valor al texto en una perfecta sincronía con las palabras.

“Lo que sabe Alejandro” está lleno de sugerencias para prolongar la lectura más allá de las páginas. Es una estupenda elección para compartir lectura a lo largo del curso y elaborar con nuestros hijos o alumnos un cuaderno propio en el que quede recogida su personalísima visión del mundo.

Hagámoslo, no olvidemos que crecen demasiado deprisa.

«El mar»: un libro para sumergirse.

6 Jul

Este año hemos tenido el privilegio en la tertulia de la librería Rayuela de contar con la presencia de Patricia Gª Rojo, autora de “El mar”, publicado por SM y por el que recibió el premio Gran Angular en el 2015.

Patricia es cercana y desborda entusiasmo. Habla de la literatura y de  jóvenes lectores con conocimiento de causa ya que es profesora en un IES en Fuengirola y contagia la pasión que siente por los libros, propios y  ajenos, dejándonos un buen listado de recomendaciones.

El libro que nos reunió, “El mar”, es una invitación a sumergirnos en su aventura desde la cubierta: una cuidadísima edición con solapas desplegables y troquelados que nos permiten curiosear en ventanas y fondos marinos de un azul intenso y que nos adentra, adelantándose a las palabras, en una historia fresca y original en la que fantasía y realismo han conseguido un raro equilibrio.

“Vivo en un tejado, tengo un barco hecho en su mayor parte de corcho, una piedra mágica y una novia que no me lo creo.
Aunque esto no siempre ha sido así.
Por eso lo cuento”

 Así inicia el protagonista y narrador esta historia que tiene como escenario una ciudad sumergida en la que sus habitantes ocupan las azoteas para sobrevivir. Un escenario fantástico poblado por seres de carne y hueso, tan reales, que resulta muy sencilla la identificación desde las primeras páginas del libro.

Rob, nuestro protagonista, es un héroe cotidiano que ignora su propia valía y que está enamorado de una chica que le resulta inalcanzable. Rob perdió a sus padres cuando el mar lo inundó todo, se dedica a la caza de tesoros, y  vive arropado por sus amigos en esa comunidad de los tejados en la que hay que luchar a diario y donde también existen los desencuentros. De la mano de Rob vamos conociendo a los distintos personajes y descubriendo su particular forma de vida. Las descripciones que aparecen en el libro son de una enorme plasticidad, haciéndonos evocar nuestras propias inmersiones en el agua y el asombro mil veces renovado frente a la inmensidad del mar.

Un día , Rob encuentra una piedra mágica que va a cambir su existencia y que  desencadena una serie de peripecias que nos mantienen en vilo hasta conocer el desenlace.

Confiesa la autora que convive con sus protagonistas a diario y los imagina reaccionando ante determinadas situaciones; esta convivencia produce en el lector esa sensación de verosimilitud que caracteriza a los buenos libros y que convierte en reales a los personajes de papel.

La estructura del texto, distribuida en 100 capítulos breves, confiere al mismo agilidad y fluidez, encontrándonos al final del mismo casi sin darnos cuenta. Una última sorpresa nos aguarda antes de cerrar el libro: una doble página en la que, en formato cómic, podemos identificar a golpe de vista a los habitantes de esta singular ciudad. Nacho Pangua ha representado con sencillez y acierto los distintos personajes, y lo único que lamento es  haber descubierto estas imágenes al terminar mi lectura.

El amor, la amistad, la aventura y la magia están presentes en este libro que te hace reír a carcajadas , y sobre todo,  soñar, soñar  con una sociedad diferente en la que la felicidad se encuentre en las cosas más sencillas.

Una lectura refrescante para estos días de verano. Una autora a tener en cuenta.

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Don Ramón : un Amigo de Papel

21 Dic

201610301759210Hay libros que te llegan a las manos y sientes  el deseo inmediato de acariciarlos: recorrer con las yemas de los dedos el contorno de las figuras, sentir la calidez de sus colores y deslizarte sin prisas por su  brillante cubierta.

Esto nos ocurre con “Don Ramón”,  el último libro publicado por la editorial Amigos de Papel con textos de Alberto Sobrino e ilustraciones de Cecilia Moreno.

 Nubes de color verde, un sol espléndido y un trío de pájaros con un sombrero entre las patas nos saludan desde la cubierta  animándonos a sumergirnos en la historia. De su protagonista solo sabemos que lleva sombrero, un enorme sombrero que aparece y desaparece entre las páginas sirviendo de hilo conductor en esta historia.

¿Pero quién es “Don Ramón”?. Para descubrirlo tendremos que  atravesar paisajes de colores contundentes, planos, que juegan con el contraste y la simplicidad de las figuras, tan del gusto de los más pequeños: árboles, bancos, casas y distintos animalillos nos van haciendo avanzar en esta historia de intriga en un intento de descubrir la identidad de Don Ramón.

El diálogo entre texto e ilustración facilita el diálogo con el lector: en cada página una pregunta y una respuesta en imágenes, un juego de descarte, de análisis, una mirada atenta.  Don Ramón no vive en una casa grande, ni vive en el mar, ni es fuerte, nos aclara el texto en una alternancia de colores en la grafía  que refuerzan la idea de conversación.

“Don Ramón” es un libro para leer en compañía, con los ojos bien abiertos y los dedos dispuestos a señalar como una flecha. Un libro que invita a  descubrir en cada página y  nos permite ir construyendo poco a poco al personaje a través de lo que es y de lo que no es. Un libro interactivo que no precisa de la tecnología para hacer  al  lector protagonista también de  la narración.

En las últimas páginas conocemos a Don Manuel, el mejor amigo de Don Ramón, y estamos a punto de colocarle el sombrero. ¡¡Pero  Don Manuel tiene ya una bonita gorra y unas gafas oscuras!!. Y es que  Don Manuel, el mejor amigo de Don Ramón, es ciego .

Confieso  que soy especialmente sensible al tema de la ceguera y que valoro los libros que permiten  a los niños empatizar con las personas que tienen discapacidad visual, pero me ha sorprendido gratamente esta propuesta  dirigida a los más pequeños. Nunca es pronto para descubrir a los niños las dificultades que entrañan el día a día para personas que tienen mermadas algunas de sus capacidades, pero hay que saber adaptar el mensaje al interlocutor y pocas veces se consigue con la naturalidad y eficacia que lo hace este libro. Solo  una editorial como Amigos de Papel, tan concienciada con el tema de la discapacida, podría haber contado  una historia con tanta sensibilidad, una historia que divierte y enseña y  nos descubre cosas entre sonrisa y sonrisa.

Si queréis conocer algún título más sobre este  tema, pinchad aquí.

Así es mi corazón

4 May

así es mi corazón“Mi corazón es como una casita.

Dentro pasan muchas cosas…¡ y están todas revueltas!”

El corazón es un órgano cambiante,  no todos los días late al mismo ritmo o se ve coloreado por los mismos sentimientos. Así nos lo cuentan Jo Wetek y Christina Rossey en el álbum publicado por la editorial Bruño en la colección  Cubilete titulado  ”Así es mi corazón”.

Confieso que desconfío de los libros que muestran sin pudor su intención pedagógica, que nacen con el objetivo de enseñar a los más pequeños a identificar  las emociones o inculcar algún buen hábito. Suelen ser propuestas aburridas que  matan el placer de la lectura y que no gustan a los niños, sin embargo, este álbum me ha sorprendido con el  juego provocador de su diseño y la viveza de su protagonista, que a pesar de la simplicidad del trazo, es de una tremenda expresividad.

La cubierta es irresistible, con un corazón troquelado por el que asoman otros muchos en colores vivos que te seducen desde la primera mirada. Cada página presenta una emoción diferente , un color, una imagen y  un texto breve y poético en el que la metáfora es la estrella.

¿Tienen las emociones formas, colores, sabores?. Estamos convencidos de que sí, y también lo están los autores de este libro que nos proponen un juego de sinestesia en el que los niños participan con espontaneidad  aprendiendo  a expresar aquello que sienten siguiendo el hilo de los textos, observando las ilustraciones y desentrañando el estado de ánimo de nuestra protagonista.

Me gusta especialmente  la descripción de la tristeza : Cuando estoy triste, es como si un elefante gris gigante se colase en mi corazón. Ocupa mucho sitio y me aprieta tanto… ¡que se me escapan las lágrimas!”. Resulta muy sencillo identificarse con esta imagen y recordar algún momento en el que un elefante gris se coló en nuestro corazón….¿te atreves a contarlo?.

Si buscáis una historia con principio y final este no es vuestro libro. Si lo que pretendéis es un viaje hacia el centro del corazón con el juego como hilo conductor…¡¡¡no retraséis ni un minuto más el adentraros en este álbum!!!

Javier Reverte: viajes de papel

19 Mar

JavierReverte.0Soy viajera de corazón: me gustaría estar en perpetuo movimiento y visitar sin descanso distintos lugares del mundo con la única condición de tener un sitio al que regresar de vez en cuando. Así lo sueño y lamento que mis sueños sean mucho más amplios que mis realidades.

Javier Reverte me ayuda a equilibrar esta situación con sus libros. Con Reverte paseo las calles, converso con la gente y bailo al son de su música. No hay demasiados monumentos en sus páginas, pero todas y cada una de ellas están impregnadas por la vida: la que late en los mercados, en las mesas, en las plazas. Leer sus libros es conversar con un viejo amigo de su última escapada: anécdotas, historias con nombre propio que van dibujando sin esfuerzo esa geografía humana en la que los rasgos distintivos no los marca la raza, sino las costumbres, la forma de entender la vida o la bondad o dureza del clima.

Le gusta a Reverte contextualizar sus viajes hablando de ese pasado que configura el presente de un pueblo, y lo hace de forma natural sin que tengamos la impresión de que haya didactismo  en sus palabras, sino la curiosidad del viajero que se adelanta al viaje de la misma manera que lo rememorará, ya en casa, delante de un montón de fotografías.

Reverte no es turista, viaja a la antigua usanza, sin prisas, manteniendo la mirada expectante de un niño ante un nuevo escenario. No hay un plan preconcebido: como el mismo autor confesó en un encuentro con los lectores, a menudo se ha puesto en marcha para escribir un libro de viajes y el camino le enseña que es un poemario o una novela lo que esa tierra le susurra. Se deja llevar por los días y no se cansa de mirar a los ojos a los hombres y mujeres que con él se cruzan. Los miles de kilómetros que acumula en sus espaldas le han enseñado que lo mejor del camino es el encuentro con el ser humano a veces tan cercano como nosotros mismos.

En sus libros hay con frecuencia, junto al viaje real, un viaje literario: “El corazón de las tinieblas”, la “Odisea” o la poesía irlandesa sirven de pretexto o quizá de detonante para ponerse en marcha. Todos hemos fantaseado con seguir las huellas del protagonista de algún libro, convencidos de que el espacio nos revelará secretos que las páginas no han podido por sí mismas: emular a los personajes de la novela  y recorrer los lugares a los que el texto hace referencia. Reverte lo hace así y provoca también en su lector el deseo irrefrenable de leer los libros que cita para descubrir qué verdades encierran.

Comparte también el autor de forma generosa sus reflexiones, su manera de entender el viaje: “el que viaja solo lo hace abierto al mundo”, nos dice en “Vagabundo en África”. Y desvela con naturalidad la introspección que toda ruta lleva aparejada: al fin y al cabo, el viaje es también un espacio para la reflexión y el crecimiento, un camino de soledad que nos lleva hasta el centro de nosotros mismos. Quizá sea ese el auténtico objetivo.

Uno de los últimos libros que mi padre leyó fue “El río de la luz”, que sigue las huellas de los buscadores de oro en el río Yukón, cuya odisea inmortalizó Jack London con tanto acierto en sus novelas. No puedo olvidar la enorme satisfacción que le produjo esta lectura, los párrafos que compartió conmigo y las veces que dijo: “así lo había imaginado”. La realidad de las páginas de Reverte convirtieron en real un deseo de juventud: viajar al Canadá. Solo lamento el no haberle agradecido personalmente al autor en su visita a Málaga el placer que sus páginas produjeron en este viejo aventurero, y en mí, que lo veía disfrutar tanto.

Os dejo ya, tengo que hacer mi maleta, quiero estar preparada para acompañar a Reverte en su próxima aventura.

Iqbal Masih: una historia para la reflexión

14 Mar

 

iqbal1 “No tener nada no es lo mismo que no ser nada”

 

El chico que nos sonríe desde la foto es Iqbal Masih, un niño pakistaní que Miguel Griot ha rescatado del olvido en el libro titulado “Iqbal Masih. Lágrimas, sorpresas y coraje”.

Iqbal trabajó desde los cinco años como esclavo en una fábrica de alfombras y consiguió salir de ese infierno para servir de testigo ante el mundo de la cruel e injusta situación de miles de niños que, como él, trabajan en condiciones inhumanas por toda la geografía. Este libro da testimonio de su vida, pero sobre todo, de su inquebrantable esperanza; en una situación en la que la mayoría de las personas serían vencidas por las circunstancias, este pequeño muestra un espíritu libre, un sentido de la justcia que le hace rebelarse , buscar aliados y ser consciente de la necesidad de contar esa terrible realidad que nadie quiere ver.

Por una cantidad ridícula para el mundo occidental, Iqbal es cedido como esclavo a un fabricante de alfombras con el que trabajará a diario en un espacio reducido, maltratado, vejado y explotado hasta conseguir deformar su cuerpo e impedir el crecimiento con normalidad. A pesar de convivir con la crueldad, Iqbal es capaz de soñar, de mirar el ventanuco de su taller y descubrir el sol que brilla al otro lado, de escapar para bañarse en el río sabiendo las consecuencias que esa acción le acarreará. Iqbal es un ejemplo de dignidad y de coraje capaz de decir BASTA y defender sus derechos ; conocer la existencia de BFLL (Frente de Liberación del Trabajo Forzado),una organización que lucha por ayudar a niños en situación similar a la suya, le dará las alas que necesita para escapar de su prisión.

Miguel Griot nos ofrece una visión calidoscópica de Iqbal al que vamos descubriendo a través de los comentarios de aquello que tuvieron la suerte de conocerlo: su familia, sus amigos, los miembros de la Ong, personas con las que comparte tan solo unos días o que lo escuchan en alguna de sus charlas. Cada uno va perfilando la figura de Iqbal y tejiendo ese carácter alegre y juguetón que convive con una profunda madurez y sentido de la responsabilidad respecto a la infancia doliente de la que da testimonio hasta el agotamiento. La alternancia de voces y la división en capítulos cortos hacen muy ágil la lectura de este libro impregnado de un profundo optimismo a pesar de la dureza de su temática.i

La historia de Iqbal no tiene un buen final: con apenas doce años es asesinado mientras montaba en bicicleta por un sicario contratado por aquellos que querían acallar su voz. Este libro pretende impedir que su muerte haya sido en vano, quiere mantener viva su luz y despertar nuestra conciencia para luchar por un mundo más justo en el que todos los niños tengan derecho a vivir una infancia feliz.

El 16 de abril de abril se celebra el Día Mundial contra la Esclavitud Infantil y es un buen momento para reflexionar sobre el tema en la escuela y en los hogares . Hay pequeños gestos que pueden ayudar a cambiar la situación de los niños esclavos, numerosas ONGs que trabajan por un mundo más justo y a las que podemos apoyar en sus iniciativas.

Podéis leer una entrevista con Miguel Griot y los motivos que le llevaron a escribir este libro.
Aquí  un informe sobre la situación de la población infantil trabajadora.

Versos para leer y mirar : libros de poesía ilustrados

8 Dic

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Los tienes en las manos y los acaricias de forma instintiva. Los abres porque es imposible no hacerlo, te seducen desde las cubiertas con sus colores y sus títulos, te asombran desde las páginas con sus juegos de palabras y sus ilustraciones: son libros de poesía ilustradas que suman a los versos la riqueza de sus imágenes.

Si la poesía es el juego del lenguaje, estos libros de poemas  hacen guiños al lector también desde las ilustraciones permitiendo incorporarse a la lectura incluso a los más pequeños, en ese juego de mirar y adivinar que proponen.

“La ruleta de los colores” es un potente reclamo para los chicos que participan observando y asociando colores y objetos, versos a ritmo de cariño y arcoíris.

El humor de la mano de Guridi y Mar Benegas lo encontramos en “A lo bestia” donde el trazo sencillo de la ilustración no resta ni un ápice de expresividad a las propuestas poéticas siempre sorprendentes de Mar Benegas.

En “La historia extravagante de Hipo y Gavante”, un abecedario poético que cuenta una divertida historia de amistad entre un hipopótamo y un bogavante, la simbiosis existente entre el juego de adivinación que propone el texto y la imagen es tal que en la ilustración está la clave para contestar correctamente.

Para lectores adolescentes que sigan manteniendo la mirada asombrada contamos con la colección de poesía de “El jineta azul”, un auténtico catálogo de poemas visuales que duplican en cada página los versos: versos para leer y versos para mirar.

Desde Málaga nos llega la “Colección Caracol” publicada por la Diputación Provincial y dirigida por Antonio Gómez Yebra. Cada poemario está escrito e ilustrado por un autor diferente dando lugar a un catálogo muy rico en propuestas estéticas y poéticas.

No resulta fácil que Federico García Lorca nos siga sorprendiendo, y sin embargo, la editorial Kalandraka lo consigue con “12 poemas de Lorca” ilustrados con exquisita sensibilidad por Gabriel Pacheco que nos muestra un poeta distinto, que se pinta de azul y de vida y que regala al lector en cada página una nueva mirada sobre los versos de siempre.

“El libro de las nanas” es una vuelta a la cuna, al regazo y al mimo con canciones mil veces escuchadas y a las que Noemí Villamouza añade un toque de ternura que solo ella podría conseguir.

De la dulzura de las ilustraciones de Noemí pasamos a la propuesta geométrica de Enrique Quevedo en “La hora de los relojes”. Los versos de Fran Nuño, cercanos y risueños, se miran en las imágenes llenas de color en este libro tan cuidadosamente editado por Factoría K.

“100 greguerías ilustradas” consigue plasmar el espíritu lúdico y humorístico del que presumió siempre Ramón Gómez de la Serna, de la misma manera que “El libro de las preguntas” de Pablo Neruda gana, y mucho, con las ilustraciones de Isidro Ferrer, ambos de Media Vaca.

Para jugar con los más pequeños, la colección “De la cuna a la Luna” con textos de Antonio Rubio ideada, según nos dice el propio autor, “para educar el ojo y endulzar el oído”. Versos musicales, pensados para ser leídos en voz alta e ilustraciones sencillas que permiten la identificación y facilitan la participación desde los primeros años.

También para los chiquitines “Las diez gallinas” de Edelvives es una baza segura a la hora de compartir el juego de la rima.

Hay más, muchos más, pero estos a los que nombro me acompañan en mi maleta en los últimos meses y es mi forma de darle las gracias.



 

Canica Books: sueños de papel

10 Jun

mitadCanica Books es una joven editorial malagueña de álbumes ilustrados. Canica Books es también un proyecto personal, un sueño hecho realidad de Clara Canela.

Clara Canela, la editora, viene del mundo de la empresa, de Madrid y su ritmo, del vértigo de sus días. Quiso hacer un cambio y Málaga la recibió como sabe hacerlo esta ciudad: con los brazos abiertos y la calidez de su sol y de sus gentes.

Decide embarcarse en la aventura editorial en un momento en el que las iniciativas de ese tipo se consideran suicidas. Pero en Clara converge la intuición y el pragmatismo y decide seguir adelante con el proyecto de Canica Books buscando propuestas diferentes, textos e ilustraciones que conmuevan, que descubran algo al lector. Los proyectos le vienen un poco por azar, le gusta lo que ve y lo que escucha de sus autores, se asesora con expertos, con amigos, pero sobre todo, se deja guiar por lo que su corazón le dicta.

Los dos libros que Canica Books tiene en el mercado son el resultado de un trabajo en equipo, del álbum concebido como un todo en el que cada uno de los detalles cuentan y han sido mimados. Autor, editora y maquetadora discuten cada una de las cuestiones: desde el grosor del papel hasta los colores de cubierta, las estrategias de lanzamiento, la distribución. Todo está pensado y tiene al mismo tiempo la frescura de lo espontáneo. Según la propia editora nos cuenta: «por todos lados surgen ideas, colaboraciones, apoyos”.

Confiesa su suerte al encontrarse con los autores de sus libros: “Son muy buenos en su trabajo, excelentes personas y unos magníficos comunicadores”.

Es cierto, tanto Emmanuel Lafont como Nono Granero son autores con una tremenda capacidad para tender puentes hacia sus lectores, quizá porque les interesa realmente lo que estos opinan de su obra y quieren seguir creciendo de cara a su próxima creación.

El primer libro de Canica Books “La otra mitad” es un álbum para adultos, con un texto mínimo que está situado en la última página para permitir al lector que interprete las ilustraciones con total libertad. Es un libro inteligente con múltiples lecturas que se enriquece en cada nueva mirada. Después de escuchar a Emmanuel Lafont hablar del porqué de esta historia, añadiría además que es un libro honesto, ineludible y personal pero al mismo tiempo universal. Sorprende desde las guardas y nos obliga a reflexionar y mirarnos ante el propio espejo.

«La historia extravagante de Hipo y Gavante», segundo libro de Canica Books es un libro-juego que propone una adivinanza en cada página encontrando en la ilustración la clave para la respuesta. Siguiendo las letras del abecedario , el autor, Nono Granero, nos cuenta una historia de amistad entre un hipopótamo y un bogavante y lo hace en verso, en risa, en sorpresa. Es un libro para compartir que gana al leerlo en voz alta, con un perfecto maridaje entre imagen y texto como ocurre en las historias en las que autor e ilustrador son la misma persona. Funciona y funciona muy bien en las lecturas familiares porque supone un reto en cada vuelta de página, un reto gozoso y compartido. Está ya  incorporado incondicionalmente a mi maleta de recursos.

Los dos libros han tenido una campaña de lanzamiento intensa y original, desde la pintada de escaparates en la librería Mapas y Compañía hasta tertulias psicoanalíticas en la librería Rayuela. Ferias del Libro, encuentro con escolares de todas las edades y una presencia en las redes sociales y en los medios de comunicación provocadora y sugerente que muestra el conocimiento que tiene Clara Canela de las reglas del mercado. Me descubro ante su buen hacer.

Esperamos ilusionados el próximo lanzamiento, deseamos que no tarde.hipo

Releyendo a Platero

3 Feb

Platero y yo

    “Leer libros en la juventud es como mirar a la luna por una rendija;   leer libros en la edad   madura     es como mirar a la luna desde el patio,y  leer libros en la ancianidad es como mirar a la luna desde una terraza abierta.Esto se debe a que la profundidad de los beneficios de la lectura varía en proporción con la profundidad de la experiencia de cada uno.”

                                                                                                    (Chan Chao. Dulces sombras soñadas)

Pertenezco a una generación que leyó «Platero» en la escuela. Mis recuerdos de la obra no iban más allá de la consabida descripción del borriquillo : “Platero es pequeño, peludo, tan blanco por fuera  …”  y de la incorporación a mi vocabulario de la palabra azabache , que me resultó sonora y sugerente.

El autor, Juan Ramón Jiménez, quedó en mi memoria como un hombre triste que decidió saltarse las reglas ortográficas, y Zenobia (con ese espíritu de solidaridad femenina que ya apuntaba en mí) como una extraordinaria mujer que vivió como tantas otras mujeres a la sombra de un hombre.

Con motivo del centenario de la publicación de “Platero y yo “ he vuelto a releerla la obra ; Platero ha crecido ante mis ojos de la misma manera en que yo he crecido como lectora en estos años. Confieso que he paseado por sus páginas con verdadero placer, por una vez sin prisas, acomodando mi paso al del borriquillo y a la placidez de la vida moguereña. Los cambios estacionales han ido sucediéndose con la naturalidad que lo hacen en el campo y he descubierto esa mirada sensible y solidaria del poeta a medida que avanzaba en mi lectura.

Juan Ramón recuerda al niño que fue y observa a los niños que se cruzan en su camino con una enorme ternura; la pobreza, la enfermedad y la injusticia a las que se enfrenta esa infancia de principios del siglo XX no le resultan indiferente y así lo refleja en muchas de sus páginas: el niño tonto, el pastor, la chiquilla de las naranjas….Toda una galería de personajes que el poeta inmortaliza haciendo reflexionar al lector actual sobre la infancia doliente.

Observa también el poeta el sufrimiento de los animales, rechaza la crueldad con el perro sarnoso, las peleas de gallos, los burros que arrastran una carga más pesada de la que sus cuerpos aguantan. Huye de las aglomeraciones y sus lugares preferidos son espacios solitarios en los que poder disfrutar de la naturaleza.

Juan Ramón nos descubre los rincones de Moguer, su tierra y su mar, sus costumbres. Sus palabras nos invitan a caminar e imaginar el paisaje que van pintando las distintas estaciones. Es una contemplación gozosa de la naturaleza y también una metáfora permanente que nos hace difícil catalogar esta novela , tan próxima a la poesía pura. No hay prisa, el poeta se detiene y nosotros con él, recorriendo las imágenes creadas con palabras hermosas, escogidas, manteniendo el asombro de los primeros años.

“Platero y yo” es una conversación del poeta consigo mismo, con sus recuerdos. Es una historia impregnada por la melancolía y salpicada con momentos de fugaz alegría que se viven con intensidad.

Juan Ramón era realmente un hombre enfermo de tristeza y Zenobia una mujer extraordinaria que se comprometió con el mundo que le tocó vivir y desarrolló una valiosísima labor de traducción junto al poeta; compartieron la actividad docente y sus figuras están irremediablemente unidas . La enfermedad marcó la vida y la obra de este autor  dotándola de una profundidad y sensibilidad extremas y la compañía y el apoyo de Zenobia permitió que su figura fueran reconocida y valorada universalmente.

Me alegra que este centenario me animara a leer de nuevo “Platero y yo”. Comienzo ilusionada  la andadura del taller «Paseando con Platero»con el que me sumo a esta celebración y a las múltiples actividades que desde la  Fundación Zenobia – Juan Ramón Jiménez  y otras instituciones se van a desarrollar a lo largo del año. No dejéis de seguirlos en facebook.