Archivo | abril, 2015

Palabras en singular

6 Abr

17667_I_jardín palabras buenoLlevo unos días dando vueltas a un taller de creatividad con las palabras como protagonistas. Parece absurdo hacer esta aclaración viviendo en este mundo de libros, pero aunque las palabras siempre son las protagonistas de mis sesiones, en esta ocasión han adquirido individualidad, una sonoridad y significado distinto del que tienen cuando forman parte de una historia o un poema.

La palabra solitaria es como el primer ladrillo que inaugura una edificación; sin esa primera pieza no se construye el edificio de la misma manera que no podemos contar una historia sin esa primera palabra que, aún sin saberlo, es la llave con la que accedemos al mundo de las ideas .

Tengo una caja de palabras que nació para ser cobijo de bolsitas de infusiones y acabó convertida en un clasificador donde las palabras se agrupan por afinidades: palabras de primavera, azules, revolucionarias….palabras para los días de lluvia y también para subrayar las risas. Palabras nuevas, recién estrenadas para el lector, palabras sensuales y también palabras para regalar. Recuerdo un encuentro donde un poeta nos regaló una palabra, lapislázuli, que me hizo salir del recinto con sensación de fiesta.

Cuando trabajo con Escuelas de Adultos me gusta comenzar rescatando palabras antiguas; la mayor parte de los asistentes a estos centros tienen muchos años a sus espaldas y con frecuencia un origen campesino por lo que la propuesta les resulta sencilla y los transporta al mundo feliz de la infancia, al campo y sus afanes: van poniendo nombre a labores de labranza, a utensilios y expresiones que han caído en desuso, pero que se mantendrán vivos siempre que alguien recuerde la palabra que los nombra. Nada mejor que las palabras rescatadas del olvido para romper barreras y hermanar generaciones. Un juego fantástico para proponer a los abuelos.

A los niños les gustan las palabras ilustradas. Escoger una palabra y definirla utilizando la imagen es un ejercicio muy recomendable de concreción y obliga a los participantes a agudizar su ingenio para poder sintetizar “a golpe de vista” el significado. Una caja de palabras ilustradas es una magnífica herramienta a la hora de elaborar historias.

En el rincón más protegido de nuestra memoria tenemos las palabras de amor, no aquellas que se utilizan para hablar de este sentimiento universal y que todos conocemos; me refiero a aquellas con las que nombramos al ser amado y que forman parte de nuestra más estricta intimidad, que no se pronuncian en público y que arrastran una carga emotiva que pocas otras palabras pueden condensar. Palabras secretas que me han hecho recordar una vieja canción.

Palabras familiares que se repiten de generación en generación y que no son entendidas lejos de ese ámbito doméstico pero que nos definen como miembros de un mismo clan.

Palabras extranjeras, desconocidas y bellas, de las que solo sabemos su música y a las que podemos abandonarnos.

Palabras prohibidas: las que se pronuncian con fruición en la infancia saboreando el placer de la transgresión cuando nadie nos puede ver.

Palabras inventadas a las que dar un significado. Creadoras.

Palabras importadas a las que buscar sus palabras hermanas en lengua castellana.

Palabras que no lo son para traducir con todas sus letras (tqm)

Y cómo no, palabras de diccionario. Abrir al azar, intentar definir lo desconocido, comprobar el significado después del juego de inventar, y sumar después del ejercicio una palabra nueva a nuestra caja con la que poder comenzar una historia.

Construid vuestra caja de palabras y dejadlas que se mezclen, se hermanen y formen cadenas. Dejadlas volar a su antojo, que tengan espacio para jugar y escuchad lo que cuentan.