Archivo | diciembre, 2016

Don Ramón : un Amigo de Papel

21 Dic

201610301759210Hay libros que te llegan a las manos y sientes  el deseo inmediato de acariciarlos: recorrer con las yemas de los dedos el contorno de las figuras, sentir la calidez de sus colores y deslizarte sin prisas por su  brillante cubierta.

Esto nos ocurre con “Don Ramón”,  el último libro publicado por la editorial Amigos de Papel con textos de Alberto Sobrino e ilustraciones de Cecilia Moreno.

 Nubes de color verde, un sol espléndido y un trío de pájaros con un sombrero entre las patas nos saludan desde la cubierta  animándonos a sumergirnos en la historia. De su protagonista solo sabemos que lleva sombrero, un enorme sombrero que aparece y desaparece entre las páginas sirviendo de hilo conductor en esta historia.

¿Pero quién es “Don Ramón”?. Para descubrirlo tendremos que  atravesar paisajes de colores contundentes, planos, que juegan con el contraste y la simplicidad de las figuras, tan del gusto de los más pequeños: árboles, bancos, casas y distintos animalillos nos van haciendo avanzar en esta historia de intriga en un intento de descubrir la identidad de Don Ramón.

El diálogo entre texto e ilustración facilita el diálogo con el lector: en cada página una pregunta y una respuesta en imágenes, un juego de descarte, de análisis, una mirada atenta.  Don Ramón no vive en una casa grande, ni vive en el mar, ni es fuerte, nos aclara el texto en una alternancia de colores en la grafía  que refuerzan la idea de conversación.

“Don Ramón” es un libro para leer en compañía, con los ojos bien abiertos y los dedos dispuestos a señalar como una flecha. Un libro que invita a  descubrir en cada página y  nos permite ir construyendo poco a poco al personaje a través de lo que es y de lo que no es. Un libro interactivo que no precisa de la tecnología para hacer  al  lector protagonista también de  la narración.

En las últimas páginas conocemos a Don Manuel, el mejor amigo de Don Ramón, y estamos a punto de colocarle el sombrero. ¡¡Pero  Don Manuel tiene ya una bonita gorra y unas gafas oscuras!!. Y es que  Don Manuel, el mejor amigo de Don Ramón, es ciego .

Confieso  que soy especialmente sensible al tema de la ceguera y que valoro los libros que permiten  a los niños empatizar con las personas que tienen discapacidad visual, pero me ha sorprendido gratamente esta propuesta  dirigida a los más pequeños. Nunca es pronto para descubrir a los niños las dificultades que entrañan el día a día para personas que tienen mermadas algunas de sus capacidades, pero hay que saber adaptar el mensaje al interlocutor y pocas veces se consigue con la naturalidad y eficacia que lo hace este libro. Solo  una editorial como Amigos de Papel, tan concienciada con el tema de la discapacida, podría haber contado  una historia con tanta sensibilidad, una historia que divierte y enseña y  nos descubre cosas entre sonrisa y sonrisa.

Si queréis conocer algún título más sobre este  tema, pinchad aquí.

Pajaritos y pajarracos: LIJ en familia

4 Dic

pajarracosDurante los días 2/3 de diciembre la literatura infantil y juvenil ha tendido voz en la Térmica en un encuentro con un divertido título que pretendía enrolar a “pájaros” de todos los tamaños en la aventura de leer. Son pocos las ocasiones que desde las instituciones se organizan actividades pensadas para la familia y mucho menos con la lectura como eje vertebrador, así que comenzamos felicitando a la Diputación de Málaga y  a Pedro Ramos, responsable del evento, por la magnífica idea.
Lamentablemente la información no me llegó a tiempo y solo pude asistir a la jornada del sábado que se inició con Pablo Albo y su humor trepidante y continuó con la conversación a tres bandas entre el escritor malagueño Pablo Aranda y Ana Alcolea y Álvaro García Hernández, premio Cervantes Chico y Gran Angular respectivamente, que nos hablaron de la necesidad de tener un bagaje lector sólido para adentrarse en la aventura de escribir. Me gustó descubrir las distintas maneras en las que se enfrentaban a la escritura: dejándose llevar por la propia narración en el caso de Ana Alcolea o partiendo de la elaboración del personaje al que situaba mentalmente en distintas situaciones para darle coherencia y verisimilitud en el caso de Álvaro. Los trucos que permiten enganchar al lector y la importancia de los pequeños detalles fueron también otras de las claves de su intervención.
Antonio R. Almodóvar y Marisa López Soria nos hablaron sobre el papel de la mujer en la literatura, de distintas versiones de los cuentos clásicos en las que, junto a las historias estereotipadas que todos conocemos, coexisten en nuestra tradición oral muchos ejemplos en los que la mujer es la que tiene la llave para resolver no solo sus propios conflictos sino de ayudar a otros en sus dificultades.
Escuchar a Rodríguez Almodóvar significa reencontrarse con el asombro, descubrir nuevos matices en las historias de siempre y sentirse privilegiada por poder seguir aprendiendo de nuestro eterno recopilador que tiene en su conversación el poso de la sabiduría popular.
Marisa López Soria nos dejó con ganas de escuchar su libro “La princesa de la nube” y con una profunda reflexión sobre el carácter retrógrado de muchas de las novelas dirigidas a los jóvenes en las que la figura femenina es sumisa, débil y dependiente, o por el contrario, se disfraza de hombre para abordar los problemas desde una perspectiva masculina. Es lamentable que la sabiduría de la mujer, la inteligencia para resolver conflictos desde una óptica femenina no quede reflejada en la literatura, y no solo en la juvenil.
Gonzalo Moure y Mónica Rodríguez pusieron el acento en las emociones y en la forma en que estas nos hacen amar la lectura. Confieso que acudí esperanzada de llevarme un listado de libros “infalibles” para fidelizar lectores pero agradezco, y mucho, ese modo reposado y reflexivo con el que encararon la ponencia “Entre la realidad y la emoción”. Coincido con ellos en decir que sin emoción no hay aprendizaje y que es necesario que la lectura nos cale, nos conmueva y sobre todo, nos plantee preguntas. La literatura que no nos cambia de algún modo no cumple su función.
Cerramos con una dosis de humor e ingenio de la mano del Hematocrítico y su “Feliz feroz”. Puedo imaginar el privilegio que supone para sus alumnos tener un profesor que los hace reír a diario y que ha descubierto lo sencillo que resulta enseñar entre carcajadas.
Sus libros son necesarios, tremendamente necesarios, en un momento en el que mucha de la literatura dirigida a los más pequeños está contaminada por un excesivo afán pedagógico que hace que el aprendizaje pretendido pierda efectividad. Divertir, enganchar a la lectura y al mismo tiempo, descubrir sin esfuerzo cómo funciona el mundo; enseñando, sí, como siempre han hecho las historias, pero sin perder ni un ápice de diversión. El Hematocrito tiene la frescura y el aire transgresor de nuestro admirado Roald Dahl.
Espero que iniciativas como estas se repitan en nuestra ciudad y que podamos volver a beber de las mejores fuentes.